domingo, 7 de junio de 2009

XX

TRES EVOCACIONES DE THOMAS MERTON



Libro editado por Miguel Grinberg para Longseller/Deva's

Miguel Grinberg habla sobre Merton.



Miguel Grinberg es poeta y traductor de autores como Padma Sambava -introductor del budismo en el Tíbet-, Rumi, Meister Eckhart, Mahatma Gandhi y de su admirado Thomas Merton. Llevado nada menos que por Allen Ginsberg (al que conoció en Nueva York), fue profesor del Instituto Naropa, la universidad budista de Boulder, Colorado. Además es fundador de la revista Mutantia, creador de la holodinamia un tipo de meditación basada en sonidos y autor de un nuevo concepto: la ecología espiritual. De una entrevista que le hicieran y que encontré en internet, lo que comenta sobre Thomas Merton.

¿Personajes que recuerde?
En primer lugar, un monje trapense, Thomas Merton, uno de los mayores pensadores y poetas cristianos del siglo XX. Lo descubrí en una revista mexicana que publicaba poemas de él traducidos por Ernesto Cardenal. Escribí pidiendo la dirección de Merton y Cardenal me la mandó. Así comenzamos una amistad epistolar que duró seis años, hasta su muerte, en 1968, por un accidente absurdo.
¿Qué pasó?
Murió electrocutado al intentar mover un ventilador. Fue en Bangkok, Tailandia, el 10 de diciembre, cuando asistía a un encuentro de monjes benedictinos y cistercienses de Asia. En esos días había tenido una larga charla con el Dalai Lama, un viejo sueño.
¿Llegó a conocerlo personalmente?
Sí, en 1964 decidí verlo y el abad de la orden autorizó mi visita al monasterio trapense de Nuestra Señora de Getsemaní, en Kentucky, donde vivía. Nos encontramos una fría tarde de invierno, se puso el abrigo y salimos a caminar hasta un lago cercano, en el que nadaban los cisnes. Merton tenía poco que ver con la imagen pálida y solemne que tenemos de un místico. Era rollizo, de muy buen humor y risa fácil, y le gustaba tomar, de vez en cuando, una cerveza con sus amigos. Durante la gélida marcha descubrimos que teníamos un amigo común, el poeta beatnik Lawrence Ferlinghetti. Me confió que le gustaba mucho sacar fotografías y recorrer el bosque con su cámara buscando rincones mágicos. Además, le encantaba el cine, sobre todo el de Ingmar Bergman, y cuando tenía que ir al médico en Louisville, la ciudad cercana a la abadía, elegía el día en el que dieran algo del director sueco.
Luis Aubele (La Nación)

Ernesto Cardenal habla sobre Thomas Merton.





En el libro “Ministros de Dios, Ministros del pueblo”, que recoge algunas entrevistas de Teofilo Cabestrero a sacerdotes comprometidos en la revolución sandinista, aparecen algunos pasajes en los que Ernesto Cardenal habla sobre Thomas Merton. Creo es interesante reproducir parte de esos pasajes por los datos que pueden aportarnos al conocimiento de Merton.

“Primero tuve una conversión religiosa en que descubrí a Dios como amor. Fue una experiencia de fe amorosa, un enamoramiento. Lo cual me hizo querer vivir en el lugar donde tuviera más aislamiento y soledad y para estar solo con Dios. Y sentí que el lugar ideal para eso era un monasterio trapense. Y por eso ingresé en la Trapa. Allí yo había renunciado a todo, incluso a mi interés por la poesía y a mi interés por la política. Y mi maestro de novicios, Thomas Merton, me hizo ver que eso no debía ser así. Que al entregarme a Dios no debía cambiar mi personalidad sino seguir siendo el mismo de antes, interesado siempre igual por lo que me interesaba antes, interesado por el destino de Nicaragua, por la dictadura de Somoza, por todo lo que antes a mí me había importado. Eso no solo me lo decía Merton conceptualmente, sino que sobre todo me lo enseñaba en la práctica. Él ya había comenzado a conocer el zen y me parece que usaba un método zen conmigo, que consistía en que cuando tenía yo la dirección espiritual con él, en vez de hablarme de cosas espirituales empezaba a preguntarme por Somoza, por el dictador de Venezuela Pérez Jiménez o el de Colombia, etc., o por los poetas de Nicaragua y me empezaba a hablar de los poetas amigos de él. Y así se nos iba todo el tiempo, que yo consideraba un tiempo precioso de dirección espiritual que se había desperdiciado. Estoy seguro de que él lo hacía intencionadamente.
Merton estaba muy interesado en la política y en todos los problemas sociales. Por ese tiempo también había descubierto a Gandhi, se había hecho un gran gandhiano y nos estaba haciendo gandhianos a los novicios. Y por ese tiempo fue también cuando él comenzó a ser un gran defensor de la no violencia en los Estados Unidos. También se interesaba mucho por el diálogo con los marxistas y tenía simpatías por ellos. Esto fue antes del Concilio Vaticano II y antes de que nadie hablara de ello”.


Me pregunto si podría encontrar otros textos en otra parte donde se aclarara la visión de TM sobre los marxistas. Por lo demás, es evidente el interés de Merton por lo social, y que era algo que le caracterizaba e impregnaba a su condición de monje un matiz peculiar.

Nouwen soñó con Merton.



Henri Nouwen, mientras estaba en Yale, decidió pasar dos períodos de seis meses en la abadía Trapense de Genesee, en el estado de Nueva Cork, cerca del lago Notario. Fue en 1974 y luego en 1979 que Henri cambió el frenético movimiento de su vida por la paz y el silencio de la vida cisterciense. Tenía entonces Nouwen cuarenta y dos años, y nos dejó el testimonio de su experiencia en sendos libros:”Mi diario en la abadía Genesee” y “Oraciones desde la abadía. Una súplica de misericordia”, ambos publicados en español por PPC. En la biografía de Nouwen que hemos estado comentando (Henri Nouwen, el profeta herido), en su segunda parte, aparece un capítulo titulado “Claustros silenciosos”, donde se resume la experiencia de Nouwen en aquel lugar, cuyo abad, John Eudes Bamberger, acompañó espiritualmente a Nouwen mucho tiempo.
Nos interesa en esta ocasión comentar el sueño que Henri Nouwen tuvo con Thomas Merton; así aparece en la biografía:

“Una noche, Nouwen tuvo un sueño acerca de Thomas Merton que le pareció significativo. Nouwen y un grupo de religiosas, sin hábito, estaban esperando una conferencia de Merton, y entonces, de repente, este apareció, “calvo y con un hábito completamente blanco”. Se marchó para buscar sus notas, y todas las religiosas se desvanecieron y después retornaron con inmaculados ropajes blancos a fin de escuchar al maestro. En el sueño, Nouwen salió de la sala para buscar a Merton, al que encontró con unos pantalones marrones y una camiseta amarilla. Estaba ocupado arreglando algo. Nouwen, haciendo preguntas sobre tornillos y destornilladores, trató de ayudarle, pero Merton no le respondió. Entonces empezó a lijar un viejo banco amarillo y a repintarlo. Nouwen le preguntó donde podía conseguir papel de lija y pintura; pero de nuevo no le respondió, aunque sí le invitó con un gesto a ayudarle. Las religiosas estaban esperando la conferencia en el fondo de la sala, pero no tenía sentido decírselo. Justamente cuando Nouwen empezó a pintar, se despertó. Su interpretación del sueño fue que la vida espiritual no consiste en pensamientos, ideas o sentimientos especiales, sino que subyace a las experiencias más sencillas de la vida cotidiana”.

Años antes, en 1967, Nouwen había conocido a Merton, mientras hacía una visita a Getsemaní, y luego, uno de los primeros libros de Nouwen fue acerca de Merton. Como curiosidad señalo que en el sexto volumen de los diarios de TM, “Learning ti love”, hay una referencia al encuentro entre ambos, aunque Merton no recordaba el nombre de Nouwen y se refiere a él como “padre Nau”.

Publicado por Manuel.
Etiquetas: Lecturas TM

Los caminos de aquellos que son movidos por el Espíritu se cruzan misteriosamente.

Citas recogidas por Manuel, Carmelita Descalzo cubano 45 años, desde La Habana, Cuba. Autor del blog Amigos de Thomas Merton (ver listado). Pueden comunicarse directamente con Manuel escribiendo a esta dirección: pitotarantino@gmail.com

No hay comentarios: