martes, 17 de enero de 2017

2017 - Año del Deslumbramiento

Somos bañados por la presencia del universo, 
estamos inmersos en su belleza. 
Todas las cosas desembocaron en el mundo, 
aguardando apenas el desenvolvimiento 
de nuestra sensibilidad para responder a ellas. 
Vivir como un ser humano maduro 
significa viajar hacia casa, 
y nuestra casa es el deslumbramiento.

BRIAN SWIMME

HOLOINSPIRACION SOLIDARIA


Coordinador Miguel Grinberg

contacto: mutantia@gmail.com





Un maestro espiritual ha expresado que cuando uno asume su yo auténtico, encarna la experiencia consciente de percibir extáticamente un sentido de urgencia y una pasión altruista que confluyen unificándose simultáneamente con la energía y la inteligencia que inician todo proceso creativo. 

Los seres humanos constituyen la única especie que experimenta una necesidad de innovar y crear cosas que son nuevas. No hay otras especies con esta experiencia: una obligación de innovar y crear cosas que son inéditas y, por supuesto, esto se inició hace millones de años. Pero ahora sabemos que nuestra capacidad de innovar y crear ha tomado una velocidad vertiginosa.


Si alguna vez nos topamos con algún inspirado o superdotado o talentoso ingeniero, artista, poeta, científico, maestro espiritual o líder político, descubrimos a una persona que se halla apasionadamente comprometida con la creación de algo nuevo, en su presencia uno captará una sensación de urgencia extática: un puedo hacer esto.

La holoinspiración constituye un recurso meditativo aplicado a “despertar” energías latentes que todo el mundo posee en su infraestructura psíquica. Todos somos potenciales artistas de la vida. Ha llegado el momento de ponernos en acción.

domingo, 26 de julio de 2015

Intensidad de Vida


Ante nosotros bullen como fantasmas los últimos emblemas del siglo XX, que se descomponen velozmente, mientras la multitud se esfuerza en simular que no es nada por lo que sea preciso preocuparse.

Asimismo, el siglo XXI no se expresa con nitidez, pues la ciencia y la tecnología no logran disimular lo falso de sus lánguidas premisas futuristas aplicadas en nombre del progreso y del desarrollo.

Hay, no cabe duda, una espantosa descomposición por un lado, y una serie de promisorios vaticinios por el otro. Apelotonados y entrecruzados sin que se pueda discernir un horizonte ajeno al caos y la agonía.

Los días huelen a apocalipsis, pero al mismo tiempo se filtran preámbulos de horas plenas y promisorias.

Las ideologías trastabillan, la destrucción del entorno se acelera. Todo preanuncia graves desórdenes financieros globales en tanto la multitud consume diversiones de escaso potencial esclarecedor. Todo lo contrario.

La toxicomanía y la violencia devora los cerebros de millares de jóvenes carentes de rumbos en medio de monumentales simulaciones de normalidad colectiva.

Queda en pie un desafío: la vida espiritual, despojada de lastres materialistas. Preámbulo de descubrimientos audaces y duras confirmaciones: no se acaba el mundo sino que agoniza una manera de ser y estar en el mundo. Evidencia traumática, por cierto.

Seamos realistas: pensemos y hagamos lo indispensable. Paso a paso, así como la gota horada la roca y despeja así el terreno para el advenimiento de nuevas revelaciones y distintas formas de vida.

El horizonte está en nosotros. Intensamente.



domingo, 23 de noviembre de 2014

ESTÁ PROHIBIDO SOÑAR

En el pasado, el futuro era mejor. Al menos para mi generación, la de los que tenían 20 años en la década de 1960 (Cuba, Che, Vietnam, bosanova, Cinema novo, Nouvelle vague, Beatles, tropicalismo, etc.).

¿Con qué sueñan los jóvenes de hoy? Mi generación soñó con el cambio del Brasil (castrado por el golpe militar de 1964) y del mundo (congelado por la caída del muro de Berlín). La globocolonización neoliberal se cuidó de privatizar no sólo las empresas públicas y estatales, sino también los sueños. Los jóvenes ya no sueñan a escala nacional o planetaria, excepto en lo concerniente a la preservación de la naturaleza. Sueñan a escala individual y familiar: confort, riqueza, belleza y poder.

¿Quién robó los grandes sueños? ¿Por qué el vocablo ‘utopía’ desapareció del lenguaje corriente y resulta sospechoso ante los ojos de los intelectuales europeos?

El primero que habló de utopía (del griego utopos, ningún lugar) fue Hesíodo, poeta del siglo 8 a.C, en su famoso texto “Los trabajos y los días”. Evoca a los hombres que vivían como dioses, “sin preocupaciones en sus corazones, protegidos del dolor y de la miseria”. Nadie envejecía y, dotadas de “vigor incansable”, las personas disfrutaban las “delicias de los banquetes”. “No conocían las penas y vivían en paz y abundancia como señores de su tierra”.

Hesíodo no alimentaba veleidades nostálgicas. Su texto se aproxima más a la literatura profética que a la idílica. La edad de oro había desaparecido porque los hombres “no fueron capaces de evitar la violencia imprudente entre sí y no querían honrar a los dioses”. Ahora, dice Hesíodo, al comparar la realidad con el sueño, no hay “ningún amor entre amigos o hermanos, como en el pasado. Los malandrines saquearán las ciudades unos de los otros y el poder hará que desaparezcan la ley y el pudor”.

La palabra utopía fue acuñada por Tomás Moro en 1516, como título de su libro más conocido. Esa idea de que en tiempos antiguos había una sociedad perfecta y que nos toca a nosotros recuperarla está más acentuada en los hijos de la tradición judeocristiana. El mito bíblico del paraíso, exento de todo dolor y pecado, resuena fuerte en nuestro inconsciente. Lo que fue, será. Ni Marx logró librarse del paradigma bíblico. Su comunismo primitivo, inmune a la alienación y explotación, es la imagen de un pasado reflejado en el futuro: la construcción de la sociedad comunista, donde se dará la adecuación entre existencia y esencia del ser humano.

¿En qué lugar de la Tierra sobrevive la utopía que, en el siglo 20, movilizó a millones de militantes dispuestos a dar la vida para que todos tuviésemos vida? El fundamentalismo islámico no se compara con el ardor de los jóvenes revolucionarios. Éstos querían cambiar el mundo, no imponer una creencia religiosa; buscaban implantar la justicia, no el predominio de una fe; deseaban una nueva sociedad, no la hegemonía de una religión; vislumbraban el éxito en la caída del poder opresor, no en la muerte coronada por el martirio.

El socialismo fue la gran utopía de mi generación. Soñábamos con una sociedad en la que nadie estuviera amenazado por el hambre, la guerra, la explotación, la discriminación, la marginación. Rusia fue la primera en implantar, en 1917, el nuevo sistema esbozado en la crítica de Marx y Engels al capitalismo. En 1949 el gigante chino dio el mismo paso.

Aunque el socialismo haya representado grandes avances en cuanto a los derechos sociales, no tardaron en repetirse las “desilusiones” de Hesíodo: los crímenes de Stalin, la Revolución Cultural china, el imperialismo político, la dictadura del proletariado reducida a la dictadura de los dirigentes del partido único, etc.

Hanna Arendt, militante de izquierda alemana, al renegar de sus ideas revolucionarias cometió la equivocación de ver el marxismo y el fascismo como versiones diferentes del totalitarismo. Y esparció el pensamiento antiutópico, representado hoy en el Brasil por el PSDB y por el PT. De ese modo cerró el horizonte de la esperanza y reforzó el neoliberalismo.

Para los adeptos al antiutopismo, que ya no creen en la sociedad poscapitalista, sí se da identificación entre este sistema y democracia. El capitalismo sería perverso en sus abusos, pero no en su esencia. Creen, por consiguiente, que es posible “humanizarlo”, sin darse cuenta de las conexiones entre Wall Street y Etiopía, el bienestar de los países escandinavos y la significativa presencia de su capital y de sus empresas en los países emergentes.

Se sufre hoy de distopía, la utopía deteriorada, escepticismo y desencanto, que lleva a muchos a acomodarse tristes en su rincón. ¿Qué queda de esperanza cuando ya no creemos en líderes, partidos, doctrinas e ideologías? ¿Qué queda cuando, por nuestra parte, se cierran todas las puertas y ventanas? Queda la amargura, el desaliento, el rechazo del poder. Ése es el momento en que el sistema conmemora su victoria sobre nosotros. Vaciarnos de utopía, neutralizarnos, comprarnos, he ahí la táctica de quienes profesan el dogma de que “fuera del mercado no hay salvación”.

Quien no sueña con la utopía corre el serio peligro de recurrir al sueño químico de las drogas, que siempre termina en pesadilla.



- Frei Betto es escritor, autor de “Sinfonía universal. La cosmovisión de Theilhard de Chardin”, entre otros libros.

Carlos Alberto Libânio Christo, más conocido como Frei Betto, (Belo HorizonteMinas Gerais25 de agosto de1944) es un fraile dominico brasileñoteólogo de la liberación. Es autor de más de 50 libros de diversos géneros literarios y de temas religiosos.

domingo, 26 de mayo de 2013

OSHO: llénate con el amanecer


Técnicas de meditación 


Llénate con el amanecer

Para algunas personas el sol puede funcionar como el gran despertador de conciencia; depende del tipo de persona. Para otras, ese mismo sol puede ser muy molesto.

Tendrás que encontrar los momentos adecuados porque cuando el sol se ha elevado mucho ya no puedes mirarlo sin que te dañe los ojos.

Temprano en la mañana cuando el sol esté saliendo (el sol bebé; así es como llamamos al sol de las primeras horas de la mañana en la India: el sol bebé, suave), puedes mirarlo por unos momentos y absorber tanta energía como puedas. Tendrás que encontrar los momentos apropiados porque cuando el sol se ha elevado demasiado no puedes mirarlo sin que te dañe los ojos. Sólo bébelo, literalmente bébelo. Ábrete a él y empápate de su energía. Al atardecer, cuando el sol se ponga, puedes mirarlo otra vez.

Lentamente llegarás a ser capaz de cerrar los ojos en cualquier momento y ver el sol; entonces puedes meditar interiormente en el sol. Sin embargo, empieza por lo exterior; siempre es bueno empezar desde el exterior, desde uno objetivo, y después moverte lentamente hacia lo subjetivo.

Una vez que eres capaz de ver el sol con los ojos cerrados y de visualizar, ya no hay necesidad de meditar en el sol exterior. El sol interior funcionará, pues todo lo que hay afuera también está adentro; hay una correspondencia inmensa entre lo exterior y lo interior.

El sol interior tiene que ser provocado y retado. Una vez que empiece a funcionar, verás que tu vida cambia por sí sola. Verás que surge una gran energía en ti y que hay algo que no puedes agotar. Puedes hacer tanto como quieras y no se agotará.

Una vez que hayas hecho contacto con la fuente inagotable, la vida es rica. Ya no conoce la pobreza. Es rica interiormente. Nada exterior importa; todas las condiciones son casi iguales. En el éxito, en el fracaso, en la pobreza o en la riqueza, uno permanece tranquilo y no se distrae, pues uno sabe que “mi energía básica está dentro de mí”. Uno sabe que “mi tesoro básico no es afectado por circunstancias externas”.

Esas circunstancias externas son importantes sólo si no estamos al tanto del interior. Una vez que conocemos el interior, lo exterior empieza a marchitarse y su importancia
simplemente desaparece. Por ello podemos ser mendigo y emperador a la vez. Podemos fallar en todo lo relativo al mundo exterior y sin embargo tener éxito. Además, no hay queja, no hay cicatriz; se está absolutamente feliz independientemente de las condiciones. Eso es algo real.


Osho, Tónico para el alma

domingo, 19 de agosto de 2012

Talleres 2012


HOLOINSPIRACIÓN  2012

Durante la primera parte del año hemos trabajado intensivamente con los grupos iniciados el año pasado, sin margen para incorporar nuevos  participantes. Solamente ofrecimos a quienes no intervinieron antes, una reunión semanal informativa-práctica (los martes) en la Fundación de la Justicia Social.

Ahora estamos por abrir un ciclo nuevo, por lo tanto lo promoveremos a través del Facebook y por otros canales de Internet.

Contacto: mundogrinberg[arroba]hotmail.com

Información general: mundogrinberg.blogspot.com


jueves, 31 de diciembre de 2009

Intensos días en el 2010...



(se amplía cliqueando la foto)

La libertad comienza cuando te das cuenta
de que no eres 'el pensador'.


En el momento en que empiezas a observar al pensador,
se activa un nivel de conciencia superior.

Entonces te das cuenta de que hay un vasto reino

de inteligencia más allá del pensamiento,

y de que el pensamiento sólo es una pequeña parte de esa inteligencia.


También te das cuenta de que todas las cosas
verdaderamente importantes
-la belleza, el amor, la creatividad, la alegría, la paz interna-
surgen de más allá de la mente.

Y empiezas a despertar...


Eckhart Tolle



(cortesía ALTERNATURA)